You are currently browsing the tag archive for the ‘Valores’ tag.
La elección de un colaborador de confianza parece “pan comido”, un asunto sencillo y exento de complicaciones, pero la experiencia nos demuestra que no lo es tanto.
[Artículo completo publicado el 22.10.15 en el blog Con tu Negocio]
¿Qué podemos hacer para impulsar una función aglutinadora que con frecuencia queda relegada a cumplir un rol informativo, testimonial y sin mayor alcance? [Artículo completo]
(Publicado en el blog Con tu Negocio | 24.09.14)
Cada vez que he prospectado los servicios de terceros en apoyo de algún proyecto me ha interesado conocer la razón última de ser de quien lo ofrece, he querido saber la razón de su existencia, me he interesado por los valores que enarbola.
Cuando les preguntas a proveedores de servicios sobre sus diferencias respecto de sus competidores la mayoría tiene clara su identidad y el discurso en el que soportar su valor diferencial. ¿Pero a qué nos suena? ¿Cómo lo transmiten? ¿A qué les obliga?
Otros, en cambio, quizá los menos, no son capaces de superar lugares comunes, generalidades y un bienintencionado conjunto de aspiraciones cuyo correlato encuentra difícil soporte en sus promesas profesionales que, incluso amparadas en un pegadizo claim, están desprovistas del duende diferencial.
No puede posicionarse un servicio sin tener clara la propuesta de valor diferencial; ésa que permitirá competir en un mercado saturado de ofertas; unas perfectamente ataviadas, otras cuyas diferencias, por retóricas que sean, son insustanciales.
Así sucede, por ejemplo, en algunos que se lanzan a ofertar servicios de consultoría, en todas sus variantes posibles, anglicismos incluidos, bajo la promesa del buen hacer y de la calidad como base del servicio, pero en realidad qué aportan que me permita distinguirlos más allá de su fecha fundacional o más acá de sus soluciones garantizadas y a la medida. ¿Sobre qué base ética se sujetan? Me inquieta saberlo.
Antes de lanzarse a promover servicios “líderes en su sector” es más rentable centrar su razón de ser, su finalidad utilitarista, los valores en que se ampara su pragmática. Y ¿por qué no?, concebir una pieza léxica con la que declarar –si la hay- la auténtica propuesta de valor; un lema raíz, que, por convencimiento y por declinación, fije el eje central y, a su alrededor, el catálogo de servicios cual identitaria nube de tag sujeta ahora, por efecto de la fuerza centrípeta de la declaración, a la lógica del plus prometido.
Una lexía cohesiva, capaz de imprimir consistencia y coherencia, pues no se trata de hacer por hacer o de ofrecer por ofrecer, ni tan siquiera de sumar encargos a la cartera de pedidos; encargos cuya ejecución no se vea respaldada por el profundo sentido de la visión, por la razón de ser del servicio.
Se trata de hacerlo premeditadamente, con sentido, que no es otro que el de aportar utilidad y algo más, un diferencial cierto, confiable y perceptible para poder aspirar a obtener el reconocimiento del valor aportado.
¿El resultado? Una adquisición de incalculable valor: el beneficio reputacional del actor que ha sabido no solo solucionar y dar respuesta, sino aportar algo más, el valor añadido y percibido que fijará, para la siguiente ocasión, la indubitable elección a favor de un proveedor.
Establecida la pieza, la elección del lema del servicio ni será indolora ni tendrá coste cero, pues su puesta en escena obliga: fija el estilo de actuación, no permite la vuelta atrás y exigirá renuncias. No les quepa duda.
© jvillalba
A diario nos cruzamos con numerosas personas en toda suerte de situaciones y escenarios. Tenemos en común que vamos vestidos. Todas y todos construimos una segunda piel que, a modo de envoltorio, informa de la representación que cada uno de nosotros tenemos de la sociedad, pues vestirse es una elección mediante la cual expresamos nuestra interpretación del mundo, nuestro estilo de relación y, de alguna manera, también expresa nuestros valores.
Vestirse no es un acto baladí, es un acto comunicacional sustantivo que, con o sin nuestro consentimiento, expresa cómo nos sentimos, por quienes nos tenemos y qué sentimos hacia los demás.
Nuestra imagen nos pertenece y es también un activo importante que cuidar; así como pretendemos ser percibidos, así nos vestimos, pues el vestido es una forma de comunicar, que también habla de nosotros; por ello, habitualmente, “nos vestimos para la ocasión”. Sin embargo, aún respetando el hecho social, y estando a la altura de las situaciones, podemos manifestar nuestra personalidad si sabemos aprovechar el margen de libertad disponible para ser como somos, sin perder por ello nuestra identidad. Moda y tendencias juegan un papel esencial; así, como reza en la publicidad del Curso de Experto Universitario en Marketing de Moda, que imparte la UNED, “Las marcas de moda (…) venden una forma de entender la vida”.
Tal vez por ello la moda hace tiempo que saltó de la pasarela a la Universidad, como lo atestigua, por ejemplo, ‘CO+MO’, el seminario de Comunicación y Moda, que desde 1995 tiene lugar en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra; arte que sigue cobrando fuerza y presencia en los templos del saber.
Por citar sólo alguno, el Máster en Comunicación de Moda y Belleza VOGUE-Universidad Carlos III de Madrid o el Curso de Especialización en Periodismo y Moda de la Universidad Francisco de Vitoria o el Máster en Comunicación de Moda y Belleza (TELVA-Yo Dona) de la Universidad CEU San Pablo, entre otros muchos y sin olvidar el Título de Diseño en la especialidad Diseño de Moda (Diplomado) y el Título Propio universitario de Diseñador Superior de Moda expedidos por el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid –CSDMM-, adscrito a la Universidad Politécnica.
Ahora asoma un nuevo volumen en mi mesilla, “Moda y valores. El desafío de lo nuevo”, del que es autora Josefina Figueras, periodista, durante años Subdirectora de Telva y actual Presidenta de la Asociación Moda, Universidad y Empresa y Directora de asmoda.com.
© jvillalba
—
Si quiere usted echar un vistazo a las mejores empresas para trabajar en España, puede consultar el resumen expuesto en CRF, en el que, además, encontrará una ficha de las empresas más valoradas:
Abengoa. Almirall. Atos Origin. Avanade. Banesto. Bankinter. British American. Tobacco Iberia. Campofrío. Canon. Caser. Celsa Group. Correos. Cristian Lay. Everis. Grupo Cortefiel. Grupo Thales. Ineco Tifsa. Janssen-Cilag. KPMG. LG electronics. Orange. PC City. Pepsico Iberia. Philip Morris Spain. Red Eléctrica de España. Repsol. Schindler. Telefónica. Vodafone. Zurich.
Recuerdo que, al cabo de algún tiempo después de que saliera publicado en España “El estilo IBM”* Una autorizada y penetrante visión sobre la mejor organización de ventas del mundo, me dio por preguntarles a los empleados con los que coincidía por España cuál era su opinión sobre dicho libro y por qué, si IBM España era como decía ser el ‘Gigante Azul’ en aquella publicación, pretendían cambiar de trabajo. Era aquella una década en la que había mucho movimiento en el naciente sector de la informática de consumo y en la que todavía Apple España (en período de enconada rivalidad con Microsoft) tenía un gran tirón para los jóvenes profesionales. Todos coincidieron en lo mismo: “_Lo que el libro dice está muy bien, lo que hace falta es que se cumpla”.
Años después, cuando salió a la venta “Más seguros que nunca”, tuve ocasión de entrevistar a un número de directivos y empleados de Grupo Vitalicio ¡La mayoría no tenía noticia alguna sobre el libro!
Con las distinciones CRF Institute, me sucede lo mismo desde 1991; siempre me planteo las mismas preguntas: ¿Será cierto lo que dicen? ¿Estas o aquellas políticas serán una realidad? ¿Se trata solamente de declaraciones o de hechos?.
Lo que se asegura es que para el Ministerio de Asuntos Económicos Holandés, el Sello de Certificación Top Employers constituye una medida ‘cien por cien’ fiable de excelencia en recursos humanos y parece que se trata de un sello reconocido oficialmente en 12 países de tres continentes.
En las dos ocasiones (1995 y 2006) que he tenido para contribuir a materializar en palabras el pensamiento de una empresa, a la luz de sus políticas, comportamientos y realidades, lo he tenido bien presente: los valores se demuestran con hechos y los hechos se experimentan, se viven, se respiran aún a pesar de las palabras, pues los dirigentes de las empresas pueden caer en la tentación de confundir sus buenos propósitos con la realidad misma. La cuestión a considerar es que “El infierno está lleno de buenas intenciones (y el cielo de buenas obras)”
© jvillalba
—
IBM. Libro azul. La innovación como motor del desarrollo económico de España. Las propuestas de IBM para el desarrollo de la Sociedad de la Información [Versión 2004]
—
* “El estilo IBM: una autorizada y penetrante visión sobre la mejor organización de ventas del mundo” 1986 Buck Rodgers & Robert L. Shook. 1987 editorial Planeta, colección La sociedad económica. ISBN: 0-06-015522-1
** “Más seguros que nunca” 1994 Juan Hernánez Puértolas con la colaboración de Francesc Lamolla Ormo. Editorial Hispano Europea SA. Colección ESADE. ISBN: 84-255-0996-3.
—
De barcaza a jardinera
Alguien me ha dejado zambullirme en un libro que el autor le acababa de regalar con una dedicatoria que asciende con letra firme y decidida en diagonal, destinándole sus mejores deseos.
Me ha gustado surcar zambullirme en esas páginas surcadas de citas familiares que me han evocado algunas reflexiones.
Mi impresión es positiva y, como dice la solapa, «No estamos, pues, ante otro libro de autoayuda…»
Creo que estamos ante un ejercicio de catarsis que, partiendo de las emociones, las vehicula en un estilo epistolar, una autocarta o una misiva a sí mismo; es decir, una autoconfesión necesaria como punto de partida para elaborar un duelo y gestionar la situación. Así se comporta la psicología, y quienes la usan a su favor, demuestran inteligencia vital.
Me ha gustado acudir a esta confesión en voz alta, pues con independencia del estilo literario -que se deja leer y con soltura- contiene grandes ideas -no digo nuevas; tampoco digo que lo nuevo sea un valor o un valor en exclusiva- de las que me siento partícipe y resume en un decálogo una suerte de apoyaturas útiles para el autor, al que le devuelvo algunos comentarios:
Mi primera prioridad y ocupación, mi familia. En mi opinión, su principal angustia es ocupar el tiempo, que se contempla en las tres primeras reglas y en la novena (3×3). La segunda, cuarta y décima preocupaciones, cimentar su autoestima. Su tercer interés comprender el ‘efecto mariposa’ (las causalidades). La séptima y octava -familia y amigos- aluden a los depósitos emocionales, que se recoge también en la tercera.
Las reflexiones sobre las causalidades recuerdan a la doctrina Johnson Spencer.
El concepto que -dice- aprendió de Peters (“Yo, S.A.”), me parece que tiene un tratamiento contradictorio: en las páginas 20 y 21 parece representar el ‘sálvese quien pueda’, mientras que en las páginas 83 a 85 alude a la construcción de la propia marca, lo que se relaciona con la afirmación de la página 24 (“Eres lo que has construido”; aserto en participio pasado al que cabría retocar el tiempo verbal: Eres lo que construyes. En presente, pues es esta una labor inacabada)
La misma página 24 –en mi opinión- resta fuerza al mencionado decálogo, pues de las dos cosas fundamentales que comprendió, la primera es «Tu familia es lo más importante». Adoptando su estrategia -me permito la reflexión-, median 62 páginas hasta el decálogo, lo que demuestra que cuanto más cerca de la crisis más importante se rebela la familia (¡Jejeje!). Por algo será…
Me ha gustado la referencia a «La Chalana», reinventada como jardinera.
Reinventar no es sino aplicar las llamadas técnicas de recurso a la vida cotidiana, técnica que suele ser la base de las experiencias de supervivencia y que, en los casos que he podido estudiar, determinan la diferencia entre la vida y la muerte en situaciones de accidentabilidad y de catástrofes. (Añadiré al margen que a este tipo de planteamientos recurres cuando tienes que hacer algo y no cuentas con presupuesto, ya sea en la empresa o en la vida privada)
Como sabemos, la regla del 95% quizá deje el porcentaje todavía bastante alto; yo lo subiría, con generosidad, hasta el 97%, pero lo que el cuerpo me pide es situarlo en el 99% (así de mezquino resulta el contexto social.)
Hay un eje conductor que curiosamente soporta la confesión a posteriori y la dota de la fuerza que tiene el principio de realidad: el fallecimiento de un buen amigo. «Llena tus años de vida…» Si de causalidades hablamos, el insight de Fernando Marañón López le presenta, ante si, una muerte simbólica que le lleva a reinventarse; posiblemente fuera que le forzaron a morir y se vio forzado a renacer con otra identidad: «Si sólo eres el cargo que de momento tienes, un día no serás nada» (¡Gran verdad!)
¡Reinventa-te!
© jvillalba
Últimos comentarios (5)