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Haciendo balance del año, me doy cuenta de que –entre otras- he llegado a una conclusión que me interesa compartir: 2.0 no es 0.0.

La cuestión viene porque, tras constatar la resistencia de algunos directivos a abrir el interior a una cultura 2.0, he comprendido lo que ya sospechaba: la cultura contributiva, la de la participación en toda su extensión y con todas sus consecuencias no es inocua; entraña riesgos, puede hacer daño.

Así visto el 2.0 no es “Sin…” Es “Com…”. Por decirlo con todas las palabras: comprometida. Quienes defienden el 0.0 lo hacen esgrimiendo su responsabilidad de conductores, al volante de complejas organizaciones, y por ello han de mantenerse ‘sin…’. Sin una gota de alcohol en sangre. Pero el argumento es confuso, pues la savia que circula por las autopistas de la información es el nutriente 2.0.

Quiero retomar el asunto del peligro, pues peligro y riesgo no tienen ni el mismo significado ni las mismas consecuencias.

Lo peligroso contiene una connotación obscena, impúdica ante la vida, prácticamente psicótica en su desprecio más absoluto por la preservación de la propia identidad. Quien adopta conductas peligrosas es un imprudente, puede ser un suicida. Es un prepotente cegado por su superioridad o por su torpeza.

No es lo mismo acometer una empresa peligrosa que arriesgada.

Los escaladores creo que podemos convenir en esto. Cuando emprendes una ruta vertical eres muy consciente de la cantidad de riesgo que puedes asumir con ciertas garantías de éxito (tu fondo de recursos, tu preparación, tu habilidad…) y nunca decides acometer una pared que objetivamente supere tus posibilidades; lo que sería peligroso.

Pero a base de entrenamiento, de rebasar poco a poco el límite, de pedirte más forzando lo justo para salir airoso del trance, vas ganando “grado”, que es lo mismo que decir técnica y experiencia que te permiten ir, cada vez, un poco más allá.

Así, las personas podemos –y debemos; si se me permite- asumir determinado gradiente de riesgo, pero no nos conviene emprender empresa alguna que sea peligrosa.

Riesgo y peligro son los dos extremos de un continuo cuyo centro de gravedad, desdibujado bajo un esfumato, se desplaza a derecha o izquierda según sea la capacidad y el fondo de recursos que vaya adquiriendo o perdiendo quien a dicha escala se sujete. Una diferencia esencial entre lo peligroso y lo arriesgado es que el peligro provoca miedo y, por ende, rechazo, huida; mientras que el riesgo permite confrontar capacidades y desarrollar la inteligencia, pudiendo llegar a representar un estímulo: estudiar, entrenarse, probar y volver a analizar hasta conseguir una migaja más de pericia que nos pondrá más cerca de la solución o, si se prefiere, del manejo de la situación.

Déjenme decirles que el alpinismo, el montañismo o la escalada, al igual que otras actividades que requieren asumir ciertas cantidades de riesgo, exigen, antes que nada, cabeza.

Retomando mi interés por desenmascarar las argumentaciones que se oponen a la implantación de la cultura 2.0 en el seno de las organizaciones, me encuentro con una decena de clases de sujetos:

  1. Quienes intuyen que esto va de escucha, y no quieren escuchar.
  2. Los que han oído que esto va de preguntas, y no quieren verse impelidos a responder.
  3. Ésos que entienden que esto va de hacer circular la información, e invariablemente se la apropian.
  4. Aquellos a los que alguien les ha advertido que esto puede ir de reformulación de mensajes, en el toma y daca de las conversaciones, y no admiten puntos de vista divergentes, ni discusión ni contraste de opiniones.
  5. Los que saben que han de expresarse y se ocultan entre bambalinas porque ni saben qué decir, ni se lo han planteado, ni quieren exponerse a que su discurso se muestre vacío.
  6. Quienes sabiendo que se demanda ‘valor’, no tienen el que dicen tener, y temen quedarse sin contenido.
  7. Quienes advertidos de que esto va de conexiones, y saben que fuera de su escenario no interesarían a nadie.
  8. Ésos que presienten que esto va de compartir, y lo que por costumbre tienen es acaparar.
  9. A los que han prevenido de que esto va de democratizar e igualarse, y sin su colección de distintivos no se sienten alguien.
  10. Finalmente, aquellos árbitros que arbitran a su arbitrio.

Esta colección de opositores irredentos, defensores del cero-cero, ven en la web social, como no podría ser de otra manera, una amenaza cierta y consistente que les obligaría a abandonar sus zonas de confort, pudiendo precipitarles al vacío y exigiéndoles un esfuerzo constante.

Hay, por lo tanto, “direcDivos”, jefes tóxicos, jefes psicópatas, “ejecuDivos” y “mandos mIedos” que temen a las alturas, y aunque no lo reconozcan, o lo disfracen, se les advierte el vértigo. Y es que la web social es una montaña de relaciones en crecimiento exponencial, sujeta a un fuerte plegamiento, en alza imparable, para cuya escalada hay que estar preparándose continuamente; lo que obliga a enfrentarse a la posibilidad de dejar debajo de los piés, muy abajo, las plácidas zonas de abrigo y confort para colonizar brechas, precipicios, cortados, crestas y cumbres. Un territorio en el que un mal paso puede representar el final; y cada paso bien dado una conquista.

©jvillalba

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El artículo de Miriam Prieto Mamá, yo también quiero ser ‘community manager’ (Expansión 19/07/2010) me parece un resumen apretado, pero suficiente para trasladar la idea principal, que para mi no es otra que recalcar que la conversación sobre las marcas existe –lo quieran o no, incluso a su pesar-, y ya que no se puede controlar, mejor será establecer una estrategia para evolucionar desde la tradicional falta de escucha -o prepotencia empresarial- a la gestión de la conversación, pasando primero por entender y participar en el flujo conversacional de actualidad.

El título del artículo me parece bien elegido, pero hay que inferir el guiño que supone a la dialéctica entre modas y tendencias, sin embargo lo veo un ejercicio de cultismo que no resume la idea esencial: la reputación también se juega en La Red.

Hay otras cuestiones que me animan a comentar el artículo de Miriam Prieto.

Como en cualquier otro asunto novedoso, todavía en debate y cuya vigencia no se ha decantado en un territorio concreto, se corre el riesgo de sobrevalorar mágicamente el alcance de lo nuevo o de ningunear sus posibles ventajas. Como sucede con el atractivo de los social media para los ciudadanos y el temor que les inspira a muchas empresas o como también sucede en el caso de las profesiones emergentes y, más concretamente, con los Social Media Managers y los Community Managers, de los que tanto se habla últimamente.

Pero ni los unos ni los otros ni la mera presencia de las empresas en las redes sociales crean marca, como tampoco ésta crea el producto, más bien lo que sucede es que detrás de un buen producto, a su amparo, bajo su cobijo, se crea una marca. A partir de entonces es cuando empieza a tener sentido todo lo demás.

Con los servicios sucede lo mismo, o lo tienes y lo dispensas a satisfacción o no lo tienes y todo lo demás huelga. Pero así como cada vez importan más los buenos servicios y de alta calidad que respaldan los productos que se adquieren, también los servicios se van ‘tangibilizando’ y cobra mayor importancia la percepción del valor que los consumidores tienen de ellos.

Uno de los atributos esenciales de la cultura 2.0 es la escucha, sin la cual la conversación fracasa. Y aquella es una carencia manifiesa en el empresariado español que tiene que aprender a generar cauces de doble vía con sus grupos de interés.

Resulta difícil –no imposible- introducir estas ideas en el tejido empresarial cuando ni tan siquiera una mayoría quiere oir ni le interesa saber qué se dice de ellos, en un ejercicio de irrealidad mayúsculo.

Miriam Prieto alude a una realidad: “el recelo de las empresas a exponerse en los medios sociales”, mientras que José Antonio Gallego –dándome la razón- afirma que  “Casi todas las empresas del Ibex 35 tienen equipos que ejercen estas funciones”. El artículo se apalanca en comentarios de profesionales que trabajan en empresas como Coca-Cola, Banco de Sabadell, Repsol, Planeta, Movistar, Mapfre…, ¿Cuál es la situación con el magro del tejido empresarial español? Mi tesis es que resulta complicado conversar con quien no quiere escuchar, pero el mercado les obligará a hacerlo, antes o después, si bien en el ínterin algunas de éstas desaparecerán.

El ladillo “Nuevo paradigma” bien puede ser el resumen de la inversión de poder que los medios sociales representan y que la tecnología ha propiciado: el micropoder o el poder de influencia del ciberciudadano. Que ahora, en vez de pasar desapercibido, se amplifica en las redes sociales, espacios en los que numerosos ciudadanos convergen y ejercitan su derecho a la pablabra, como también en la blogosfera, en virtud del liderazgo que detentan los e-fluentials. Finalmente, el poder de prescripción del cara a cara, del boca-oreja, de la recomendación del conocido o del ciudadano de a pié afín a mí, ya nadie lo pone en duda.

En este complejo entramado de conversaciones y de relaciones es donde se ha de producir la relación y el acercamiento de las empresas a sus grupos de interés, no sólo a los consumidores. Negarlo es indicio manifiesto de obcecación.

Así, unos y otros tiramos en direcciones opuestas; quizá unos desgastando los términos, tal vez los otros haciendo oídos sordos de una realidad que no saben cómo manejar y prefieren, sencillamente, negar.

En fin, que antes de la definición de nuevas estrategias en los medios digitales hay que hacer muchos deberes que se inician con el aseguramiento de un buen producto o servicio y que no pueden ni quedarse sólo en eso ni en seguir aplicando estrategias que el mercado nos demuestra que están trasnochadas.

¡Pónganse manos a la obra, que el tiempo apremia! A la postre, es cuestión de querer o no querer. Y si no saben por dónde empezar, empiecen por escuchar.

Por cierto, ¿qué les dice su sistema de vigilancia competitiva?

© jvillalba

No es la primera vez que, buscando documentarme sobre alguna de las alertas que ha capturado mi atención, me encuentro con el mismo contenido centuplicado por La Red, en numerosas ocasiones, replicado sin más, sin otro aporte que brinde nuevos matices sobre el original e, incluso, en ocasiones, sin referenciar la fuente ni facilitar el acceso directo al documento.

Hoy mismo he tenido la misma sensación con motivo de la publicación de las principales conclusiones del estudio «La blogosfera en España» (Nielsen Online España. Datos de Market Intelligence. Febrero 2010. –ioncomunicacion-), interesante noticia de la que se han hecho eco –con todo el derecho-, por citar solo una muestra, alt1040, , ciberprensa, diarioabierto, nacionred, mangasverdes, lahuelladigital, noticiasdot, diarioabierto, paperblog, tusbuscadores, elmundodewayne, consumer, telecomkh…

En ocasiones me pregunto si ésta es una práctica admisible, sin reservas ni distingos, para llegar siempre a la misma conclusión, pues considero que debe existir una diferencia entre (1) los medios oficiales o reconocidos -cuya difusión ha de estar certificada- que se encuentran sujetos al control de sus publicaciones (Oficina de Justificación de la Difusión –OJD-; Introl; Seniors Españoles para la Cooperación Técnica -SECOT-) y (2) quienes, aprovechando las nuevas fórmulas de expresión al servicio del ciudadano, ofrecemos nuestras opiniones o pareceres en la blogosfera sin control de difusión del propio medio electrónico de comunicación.

En el segundo de los casos citados creo que la función principal a cumplir, excepción hecha del filtrado y aporte de marcadores digitales –convengo en este punto con Rebecca Blood-, es la expresiva más que la informativa; lo que no quiere decir que nos sustraigamos ni a la actualidad ni a referenciar aquellas informaciones que merezcan nuestra atención o consideremos que pudieran interesar a alguien más.

A favor de esta opinión cito textualmente una de las afirmaciones expresadas en el estudio de Nielsen:

“El 52,2% de los internautas españoles confiesa consultar con frecuencia blogs con el fin de obtener información extraoficial, muchas veces políticamente incorrecta, pero diferente a la que se vierte en los medios de comunicación convencionales (…)” En febrero, “ (…)13,1 millones acudieron a blogs con el objetivo de consultar temas de actualidad desde un punto de vista personal, conocer la opinión de los bloggeros más populares, sus trucos y consejos, así como obtener información de interés al margen de los medios online tradicionales.”

Tomando como referencia el mismo estudio, la blogosfera, como fuente de información en general y de actualidad en particular, representa un problema de selección de contenidos con más de 126.000.000 de permanetlink (multiplique usted las entradas por el número de post publicados y en publicación por blog), de los que 166.000 (referenciados en BlogPulse) representan una aproximación a la blogosfera española, lo que en cierto modo simplifica el proceso de selección de contenidos para quienes limiten su campo de información a dicho sistema, cuestión que no obstante se complica si se amplía a la blogosfera hispana.

Lo que queda claro es que la audiencia de los blogs sigue creciendo (un 13% en un año -19% los blogs profesionales-, en España), lo que significa un incremento de la independencia e influencia ciudadanas en la construcción social,  cuestión que merece la pena ser tenida en consideración, máxime si se tiene en cuenta que la población entre 25 y 50 años está en edad de trabajar, de votar y de consumir.

Tomen nota de ello, al menos, políticos y empresarios, pues negar esta realidad, o sustraerse a su asimilación, significa renunciar a un universo que ofrece renovadas oportunidades.

© jvillalba

Sobre mi mesilla de noche se apilan lecturas pendientes que de día en día crecen. De vez en vez reconstruyo el ‘campanil’, remuevo sillares en el inútil intento de disimular una espadaña que ya sobrepasa mi cabeza al tumbarme esmerándome para no alzarla más allá de los centímetros que me tengo impuestos en aras de una pacífica convivencia, pues la obra se retrasa y alguna que otra argamasa recién cocida se incorpora a la desvencijada torre al término de la semana.

El deseo de un nuevo sillar, tendrá la culpa mañana: Faceboom. Dos mil pesetas de las de ahora serán las culpables. Un creativo en la cuarentena, redactor, guionista, publicitario, quizá humorista, bloguero, nacido en la ciudad de Buenos Aires, con un segundo libro en su currículo de escritor me pone en el brete ante el centímetro y todavía no sé si me obligará a recomponer mi pila de libros. Se trata de Juan Faerman, del que no tenía noticia antes de este sugestivo título: “faceboom: el nuevo fenómeno de masas facebook”; al parecer, en curso desde septiembre de 2009.

[Escribe algo…] “Heme aquí buscando información sobre libro y autor, que la hay.”

¡Cómo transcurre el tiempo! Al primer deseo de ávida lectura se superpone ahora la decepción que me depara lo leído y escuchado en Internet, incluso de boca del propio ‘humorista’, aguando las ganas de recomponer mi pertrechada torre de papel; máxime con el número de pendientes que aguardo impaciente devorar.

Ahí lo dejo, haciéndome eco de lo que esta misma mañana provocó un deseo en mi que, a la tarde-noche, ya maltrecho y tras la dura jornada, tal vez con la percepción errada sobre lo escuchado, visto y leído, se enfrían mis ganas tras una curiosidad defraudada.

¿Efecto de una publicidad que a otros parece memorable? ¿Consecuencia de una campaña para otra audiencia concebida? ¿Resultado de un humor para público selecto?

Ahí lo dejo… (Quizá esta dejación de ahora me lleve a leerlo una lluviosa tarde de vacaciones)

© jvillalba

“La Nueva gramática pone con claridad de manifiesto que la norma de corrección no la proporciona un solo país, sino que tiene carácter policéntrico.”

La Lengua siempre va por detrás del habla, si bien éste toma como referente a aquella. El habla, materializada en sus diversas expresiones por quienes la usamos representa una fórmula de comunicación por medio de la cual construimos sociedades y recreamos realidades.

Parafraseando a Millán Costaín -Instituto de Desenvolvimiento Gerencial de Brasil-, podríamos decir que la manera de vivir en sociedad  pasa por poner en común los diferentes intereses; es decir, conversando alrededor de ellos. La Lengua, aquí, juega un papel esencial y presencial. En dicho proceso, tal vez el rol académico más importante no sea otro que facilitar el proceso de convergencia social estableciendo bases para hacer compatible lo diverso en un esfuerzo de objetivación de realidades que ya están presentes en el habla de las personas.

La última edición de nuestra gramática data de 1931. El día 4 de diciembre ya se puso a la venta la nueva edición de la gramática de la lengua española que ahora deja de ser nuestra para compartirse entre los hispanohablantes, un logro basado en el consenso representado por 22 Academias que me parece aconsejable tener presentes:

  1. Real Academia Española
  2. Academia Colombiana de la Lengua
  3. Academia Ecuatoriana de la Lengua
  4. Academia Mexicana de la Lengua
  5. Academia Salvadoreña de la Lengua
  6. Academia Venezolana de la Lengua
  7. Academia Chilena de la Lengua
  8. Academia Peruana de la Lengua
  9. Academia Guatemalteca de la Lengua
  10. Academia Costarricense de la Lengua
  11. Academia Filipina de la Lengua Española
  12. Academia Panameña de la Lengua
  13. Academia Cubana de la Lengua
  14. Academia Paraguaya de la Lengua Española
  15. Academia Boliviana de la Lengua
  16. Academia Dominicana de la Lengua
  17. Academia Nicaragüense de la Lengua
  18. Academia Argentina de Letras
  19. Academia Nacional de Letras del Uruguay
  20. Academia Hondureña de la Lengua
  21. Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
  22. Academia Norteamericana de la Lengua Española

Creo que este es un hecho comunicacional sin precedentes y dichoso para cualquier hispanohablante, pues ésta es una obra que contribuye a reducir distancias.

© jvillalba

Referencias: Prepublicación | Gramática española | El Mercurio Digital

“Durante 2010 está prevista la publicación del tomo de la fonética y fonología, que irá acompañado de un DVD con muestras de la pronunciación del español en las diferentes zonas.”

Promovido por Atos Origin, quienes hemos acudido hoy a Teatros del Canal, hemos tenido ocasión de disfrutar de la 5ª edición de “INnovautas 09 La conquista de nuevos espacios”, donde hemos podido visualizar el significado de la lexía el futuro presente.

Una densa agenda que se ha resuelto con dinamismo, profesionalidad, humor y propuestas innovadoras basadas en realidades contrastables.

Omitiendo las muchas cuestiones, de concepto y de detalle, que han llamado mi atención –ver los tag del post-, pongo el foco en dos conclusiones que me interesa resaltar:

(1) O las empresas aprendemos a comprometer en nuestra actividad a todos los intervinientes en la cadena de valor o, poco a poco, iremos renunciando a tener futuro; es decir, a pervivir en la vida del cliente (y de la sociedad).

(2) Las personas hemos ‘mutado’ y hemos cambiado nuestra forma de ver el mundo y de instalarnos en diferentes contextos: personal, familiar, social y profesional. El eje axial se ha desplazado y pretender gestionar una empresa con las viejas verdades ya no funciona. Para encontrar el equilibrio sostenible se impone escuchar, asimilar, traducir, adaptarse, asociarse, anticipar y proponer en la dirección que marca el futuro.

Hoy en día, el establecimiento de conversaciones con todos los grupos de interés y la vigilancia competitiva son ya actividades irrenunciables para las empresas.

Aprovecho para citar a Enrique Palau, que nos ha obsequiado con la frase “Sin datos no hay contratos…”, y para darle mi reconocimiento a Inma Shara, que ha puesto un broche de distinción, apasionamiento, frescura y naturalidad en el ante cierre de la jornada.

© jvillalba

¿Qué estás pensando?

Si admitimos que en el lenguaje reflejamos nuestros estados de ánimo y que nos encontramos inmersos en la sociedad de la conversación, entonces al estudiante de psicología Adam Kramer no le falta razón: estableciendo una tabla de frecuencias sobre la base del empleo de determinados términos o expresiones asociados con estados de ánimo positivos (bien, fenomenal, fiesta, estupendo, genial…) y negativos (fastidiado, mal, peor, patético, dramático…) podríamos llegar a inferir cómo se siente mayoritariamente un grupo conversacional e, incluso, podríamos crear un indicador -FNB- sobre el grado de ‘felicidad’ que se respira en dicho colectivo durante un período de tiempo dado y sería posible establecer comparaciones durante el transcurso del tiempo.

Facebook lo ha hecho en EEUU y ha lanzado el indicador de Felicidad Nacional Bruta [Ver noticia en Cinco Días].

Seguramente deberíamos considerar seriamente si a la humanidad nos convendría replantearnos los términos en los que se sigue midiendo la riqueza nacional de los pueblos;  las tres ‘tes’ no se alejan tanto de esta propuesta.

© jvillalba

«La persona es el mensaje»

Del consumo pasivo de información a la creación del diálogo

Para ser capaces de convertir el dato en información, generando conocimiento a partir del diálogo (participación), resulta imperativo que el comunicador comprenda que los sujetos hemos evolucionado de meros receptores de información a productores y realizadores (ciudadano 2.0.1) de contenidos, transmutando también el papel del emisor, que ha de ‘conectar’ con este nuevo ciudadano, partícipe de diferentes redes sociales y que está resuelto a imponer sus condiciones (micropoder2) también en materia de consumo de información.

La evolución de la era analógica a la digital ha supuesto también un incremento del exceso de información y ha multiplicado las posibilidades de acceso a la misma, en un mundo hiperconectado (global), en el que los hábitos de consumo de la información también han cambiado y en el que el incremento de emisores3 ha propiciado la microsegmentación de las audiencias, obligando a los comunicadores de cualquier ámbito a conocer muy bien sus públicos objetivos (target) para generar nuevas estrategias de relación (engagement4) con sus múltiples segmentos de audiencias5 que, además, requerirán distintas estrategias de comunicación para una misma finalidad, la que el comunicador tenga.

Para transformar el mero hecho informativo en auténtica comunicación, cualquier emisor deberá adaptarse a esta nueva cultura de ‘escuchantes6‘ cumpliendo, cuando menos, cuatro condiciones que ya refiriera Ferrán Lalueza10 en 2006 (¿Constituye la comunicación persuasiva el paradigma comunicativo de la sociedad del conocimiento?):

Hacer atractiva la información.

Para tener la oportunidad de captar la atención, hay que ser capaz de sorprender e interesar.

En un ambiente de saturación informativa7 el reto es no pasar desapercibido, ser capaz de captar la atención contrapesando las actitudes indiferentes y reticentes de unas audiencias fatigadas por la sobrecarga de información unidireccional y asimétrica, que a priori no se desea recibir.

Ganarse la reputación

Si lo que se pretende es ser creíble hay que invertir en reputación.

La tendencia a la desconfianza en los medios de comunicación es una tendencia que va en aumento8 y que se manifiesta en el creciente escepticismo y en el retroceso9 significativo de audiencias que han experimentado los principales medios de comunicación de masas (cine, TV, Radio, Revistas, Suplementos y Periódicos) en España entre 2003 y 200610.

Las versiones desemejantes o contradictorias de los mismos contenidos (disparidad) hacen difícil establecer la fiabilidad de las fuentes11. En esta situación, el crédito con que se prejuzga la información depende del prestigio o fiabilidad que se conceda a la fuente que la transmite12.

Dejar hacer, dejar contribuir

Para ser escuchado hay que saber escuchar.

Las TIC13 han propiciado el aumento ingente de información y han permitido el anonimato, pero también han propiciado la interactividad de los usuarios, transformando la emisión centralizada, verticalizada y asimétrica de la información en interacciones descentralizadas y escasamente jerarquizadas, fomentando la participación, el pluralismo, la transparencia y la transculturalidad en la distribución de contenidos14.

Aliarse con la escucha

Para incrementar la escucha es necesario tener en cuenta todos los sentidos del receptor.

Esta bidireccionalidad, apalancada en el hipertexto y en la fórmula hipermedia, facilita que la audiencia sienta que de alguna manera puede influir sobre la información (reformulación y respuesta) y que al menos perciba que tiene algún control sobre el mensaje o, cuando menos, sobre la manera de crearse un itinerario personalizado de consumo.

La estrategia hipermedia funciona aquí como un multiplicador de impactos aportando valor en la reiteración del mismo mensaje servido con diferentes formatos.

© jvillalba

 

 

 

  1. En alusión al fenómeno Web 2.0que ha transformado los hábitos y demandas de los internautas propiciando el rol de contribuidor (amparado en las nuevas posibilidades tecnológicas) mediante el cual el espectador pasivo de la generación Web 1.0 se ha transformado en un creador de contenidos. [Vídeo]
  2. Micropoder. La fuerza del ciudadano en la era digital autor: Javier Cremades.
  3. Carlos Díaz Güell, Profesor de la Facultad de Ciencias de la Información y Vicepresidente Ejecutivo de Serfusión, se refiere a la contradicción actual a la que estamos asistiendo: concentración de empresas productoras de contenidos, al tiempo que las audiencias se segmentan cada vez más.
  4. Anglicismo que significa compromiso, participación, involucración.
  5. En palabras de Mª Dolores Rodríguez, Profesora Empresa Informativa, Facultad de Ciencias de la Información, con motivo de la TDT, «Las nuevas tecnologías estructuran el mercado en forma de nichos multimedia.»
  6. En alusión al término popularizado por Pepa Fernández, conductora y directora del programa «No es un día cualquiera» (RNE), quien en una entrevista concedida en 2005 a ABC decía: «Hemos caído en nuestra propia trampa. Ya no podemos cometer errores; al mínimo descuido, ahí están los «escuchantes» para recordárnoslo. Ya no son oyentes, son «escuchantes», porque están atentos a lo que están oyendo.»
  7. Infoxicación: estado de ahogamiento -intoxicación- provocado por el exceso de información. [Future Brand]
  8. Geary, D.L. (2005). The decline of media credibility and its impact on public relations.
  9. Según la EGM.
  10. Datos de EGM, EGM Radio XXI y EGM Prensa (oleada de octubre de 2005 a mayo de 2006), según Ferrán Lalueza, Profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y Director del programa de Publicidad y Relaciones Públicas (UOC). UOC Papers N3 2006.
  11. Este hecho se agrava por la posibilidad de publicar contenidos de manera anónima y por el denominado periodismo de versiones frente a la función primigenia de los medios de información, consistente en la exposición factual, descriptiva y objetiva de acontecimientos.
  12. En palabras de Mónica Deza. CEO de Universal McCann España, citando un estudio de 2007, realizado por Future Brand, «El panorama general en España es que las empresas proyectan una imagen pobre y tienen dificultades para crear vínculos emocionales con los consumidores.»
  13. El fenómeno Web 2.0.

Autor

Javier Villalba

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