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O cómo involucionar de jefe a emisario… y salvar ‘la cabeza’ cuando el liderazgo se ha dado por perdido.
Siempre, quizá más ahora, además de los recortes encaminados al esfuerzo de equilibrar ingresos y gastos, interesa encontrar fuentes de retorno de las inversiones y hacer florecer el patrimonio desapercibido que no está rentando.
¿Dónde se encuentran las fuentes del talento?
Si el talento es conocimiento en acción y admitimos que el conocimiento reside en las personas, es posible que lo que también podamos hacer, si no lo hemos hecho antes, sea poner a las personas en movimiento para hacer aflorar el talento desapercibido o desaprovechado.
¿Cómo se derrocha el talento?
En general, cuanto más grandes son y más jerarquizas están las empresas más fácil es que se derroche talento, salvo que se hayan previsto y articulado mecanismos de captura para los excedentes improductivos, pues cuanto más prevalecen formalismos y verticalidades menores ocasiones tiene el talento para aflorar. La razón estriba en que en muchos de estos contextos prima lo formal sobre lo funcional, más el rango que la competencia profesional.
Se dan hechos tales como que se organizan reuniones aplicando el ‘pasa/no-pasa’ (tuerca-tornillo) de la lista de cargos en vez de plantearlas sobre la base la experticia (experiencia + pericia –competencia-). Hay ocasiones en las que algunos conciben ideas y plasman proyectos en documentos que otros se encargan de defender; pero también se dan situaciones de retorno: encargos que a su vez se subadjudican a quienes verdaderamente pueden realizarlos para que otros se prendan los resultados solo si estos son positivos (todos podemos contar a bote pronto un manojo de casos…)
Así hay quienes confunden la esencia del “hacer-hacer” (hago que hagan) con el par “visibilidad-invisibilidad” (figuro y oculto)
Sin embargo, la figura de los ‘figurantes’ se trastoca del “hacer-hacer” en “corre-ve-y-diles”, emisarios de encargos y correos proponentes cuyo mayor acierto consiste en la determinación de los adjudicatarios de turno.
(Es también verdad que los mapas de talento no son un instrumento del que tenga noticias que se encuentren muy presentes en las organizaciones.)
Cuando lo formal tiene preferencia y no existen otros mecanismos de obtención de valores alternativos, las organizaciones desaceleran sus oportunidades de producción de valor desde el interior, que es uno de los pilares desde el que tender el puente de una oferta diferencial.
Hay organizaciones en las que se dice que se animan las iniciativas personales y que se alienta a las personas para que se arriesguen, tomen decisiones y sugieran nuevos caminos.
En ocasiones, esta propuesta más que en una realidad se queda en una declaración de intenciones que topa con barreras estructurales, formalismos monolíticos y estilo clasicistas de entender las relaciones en la empresa. La cruda realidad ¡Vaya!
Se dan casos en los que, tras lanzar una campaña (de imagen) pidiendo sugerencias, los proponentes se quedan sin respuesta; en otros, se ha dado el caso de que quienes lideran propuestas son precisamente algunos ‘cargos’ que no las propusieron. Hay situaciones en las que el proponente ni tan siquiera se encuentra integrado en el equipo proyecto. Y es que hay también ‘jefecillos’ que se nutren de las ideas de la ‘gente oscura’ (oscurecida) que jamás es considerada ni tratada como protagonista. Y los hay que anulan toda sugerencia relegándola a dormir el sueño de los justos en un cajón, sin prestarla atención ni darle curso alguno. Otros directamente las tiran a la papelera o las desoyen. Luego, sorprendentemente, algunas organizaciones se lamentan de los bajos índices de participación de la gente.
Ya que tantas veces se critica el egocentrismo de las empresas, he llegado a preguntarme si en realidad nos miramos el ombligo pero no lo vemos, pues me parece que ya va siendo hora de abrir los ojos para mirar más hacia dentro y empezar a ver dónde se encuentra y cómo podemos aprovechar el valor que nos viene pasando desapercibido o somos o incapaces de hacer florecer o, incluso, amputamos de raíz.
Y si no lo hay, tendríamos que empezar a preguntarnos qué hemos venido haciendo y qué consecuencias debemos asumir.
¿Cómo se pone el conocimiento en acción?
Obviamente ni tengo todas las respuestas y ni tan siquiera tengo una solución de éxito que referir, pero se me ocurren algunas posibilidades cuya viabilidad podríamos al menos considerar.
Para empezar, aplanando estructuras; para continuar, estableciendo directorios contributivos en base al mapa competencial, haciendo prevalecer las concordancias asuntos/funciones-personas/perfiles competenciales en convocatorias e invitaciones a actos de empresa; dando tregua al liderazgo situacional y anteponiendo la contigüidad funcional al imperativo de exclusividad de la jerarquía.
¿Y por qué no? estableciendo un sistema de vigilancia competitiva interna que, a diferencia de la trasnochada identificación de potencial, a la caza de mirlos blancos, nos permita establecer un mapa térmico de la empresa, a diferentes niveles de detalle, cuyos grados de temperatura podrían graduarse según la mayor o menor contribución, de cada foco de calor, a la sostenibilidad de la empresa.
Creando escucha y creando conversación, señores, y aplicando ese saber al hacer del día a día (se trata de crear las condiciones para simultanear la actividad de la empresa con la generación de valor por vía natural).
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La Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, albergará la próxima semana el I Congreso Sociedad Digital, que se celebrará los días 26, 27 y 28 de Octubre, del que ya es posible descargarse los resúmenes (40 páginas) de comunicaciones y pósteres.
Para informarse sobre este evento, organizado por SOCMEDIA y la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid –FGUCM-, cuyo programa no tiene desperdicio, lo mejor es acudir al sitio Web oficial, que aporta numerosas ventajas, como son la retransmisión en directo del mismo y la apertura de los contenidos para los ciudadanos.
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Para poder comunicar hay primero que tener algo que decir, pero decirlo no basta hay que contarlo, por ello el arte de contar historias es lo que distingue al relato que permanece del discurso que se extingue. Pero para tener un relato que contar no basta con tener algo que decir, se necesita crear una historia y saberla contar.
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Hace siete días se leyó el Manifiesto de la publicidad en defensa de un uso correcto del español, documento que ha sido promovido por FUNDÉU en defensa del buen uso del español y a cuyo acto asistieron veintiocho representantes del mundo de la publicidad, agencias, medios de comunicación, anunciantes y otros profesionales vinculados al área de la comunicación en España, gesto que ha merecido la atención de numerosos de informadores en la Red.
El núcleo del manifiesto defiende “la libertad de expresión del trabajo del creativo” que bien puede ir “unida al respeto por las normas gramaticales y al cuidado en la utilización de extranjerismos”.
Si el espíritu del documento suscrito se lleva a la práctica, los creativos, que en mi opinión han de cumplir también una función informativa, desde cuya perspectiva podríamos decir que cumplen alguna función educativa, tendrían ocasión de enriquecerla con cierto tinte pedagógico al empezar a convertirse en una fuente de referencia más para el habla, pues creo que en esa dirección podría apuntar el compromiso de la publicidad con el buen uso del idioma.
La lista de instituciones, que avalan con su firma el manifiesto, es nutrida e importante, según anticipaba el día 13 Fundéu en su sitio web: la Academia de la Publicidad Española, la Asociación Española de Anunciantes (AEA), la Asociación General de Empresas de Publicidad (AGEP), Asociación Española de Agencias de Publicidad (AEAP), la Asociación de Agencias de Medios (AM), la Asociación de Empresas de Estudios de Mercado y Opinión (ANEIMO), la Asociación de Productoras de Cine Publicitario (APCP), Asociación Española de Titulados y Profesionales de Comunicación (ATP) y la Asociación de Directivos de Comunicación, DIRCOM.
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Fundación del Español Urgente, entidad patrocinada por la Agencia Efe y el BBVA.
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También creo que las ideas son un recurso ilimitado, pero que también las hay buenas y malas, provechosas y dañinas. Y también hay mucha creatividad en la maldad, como también hay mucha seducción en las palabras y en los discursos actuales, pero poca ‘chicha’, poco colaboracionismo, escasez de generosidad y parquedad en contribuciones. Las sociedades que más prosperan son las que más pueden, las que más tienen, las que más imponen, sutil o brutalmente. El estandarte de las 3 ‘tes’ se enarbolará, sin duda, por quienes pueden hacerlo para obtener múltiples beneficios, pero no con la intención de beneficiar ni al prójimo ni a los pueblos ni a las naciones. Vivimos en una economía global, u obligamos a vivir en ese paradigma, permitiendo las máximas diferencias, pero la menor diversidad.
© jvillalba
“Estilos de vida asumidos hasta el último ciudadano”. ¿Quién se lo cree? Rebusca en tu experiencia; observa esta misma tarde el comportamiento en el tráfico, en el metro; revisa tu bagaje empírico, mira dentro de tu lugar de trabajo: ¿qué actitudes identificas? Yo, por ejemplo, no soy tolerante con los intolerantes. ¿Soy menos creativo por ello? ¿Soy un intolerante?
Que la diversidad es un valor ya lo sabemos, pero que se trata de un valor para algunos que usan y abusan sin miramientos de los otros, también lo sabemos. Sobran los ejemplos. La evolución de la guerra fría a la globalización ha convertido a amigos y enemigos en competidores.
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